Y puede que te preguntes a qué diablos viene este jodido asunto y por qué la tipa en cuestión tiene tan jodida pena. Pues verás, no es nada en particular, simplemente los típicos fantasmas que te encadenan a una realidad que nadie desea: inseguridad, principalmente, luego podría decir que hastío y un poco de imposibilidad para romper los esquemas de mi propia tonta rutina. Es así, algo simple y que si lo vieses desde fuera dirías: "Ya para con eso, eres buena, eres una persona que vale la pena, te mereces cosas buenas..." y bla, bla bla. Claro, es muy simple decirlo, pero cuando eres esa persona y te cuesta creer en ti mismo, la verdad es que es más complicado de lo que uno desearía que fuese.
Yo quiero, yo deseo, muchas cosas. Yo quiero ser mejor persona por mí y para mí misma y para quien se para hoy en día a mi lado, aunque a veces lo veo borroso, como si fuese más bien una especie de amigo imaginario temporal, con la única diferencia de que más gente además de yo puede verlo. Quiero estudiar, aprender más, quiero alguien que me guíe un poco y no hacer las cosas a tontas y a locas como suelo hacerlo, porque al final me aburro y dejo todo a medio camino, incompleto y quedo con más dudas e incertidumbres que en un principio. Estupideces.
Bueno, bueno y todo este rollo, ¿a qué nos lleva? Simple mi querido y entrometido lector, nos lleva a que estoy muy triste, me siento inútil y poca cosa y no sé como remediarlo. Cuando pienso en esto se me hace un tormentoso nudo en la garganta y mis ganas de llorar afloran antes de que pueda detenerlas.
Pienso en que funciono bien cuando estoy sola porque no debo explicarle nada a nadie ni debo preocuparme por alguien más que yo. Pero adoro con todas mis entrañas a este ser borroso que se apareció en mi vida declarándome amor y cosas bellas estilo cuento de hadas. Pero ese príncipe misterioso del principio se desvaneció. Antes todo romance y esfuerzo y ahh... -suspiros de la escribiente- y te adoro y quisiera quedarme la vida entera a tu lado y que seamos felices por siempre y ¡zas! ¿Dónde fue a parar eso? Ahora siento que casi debo pedir una hora -y con cierto tiempo adelantado- para verte. Soy cobarde y el que me hayas quitado a ese chico jugado que conocí en un principio me tiene en la cuerda floja y no sé si podré balancearme como debo en ella. Tengo miedo de perderte y tengo miedo de perderme a mí misma por querer agradarte a ti. Me complica universalmente tener que expresar mis sentimientos mediante palabras habladas -odio hablar- y ahora llegas a mi vida revolviendo todo, agitando el suelo que creí seguro y más fuerte que cualquier cosa en la vida. Me da rabia conmigo misma, me siento débil y expuesta y más que todo eso junto temo acabar con quien creí ser. Yo que jamás necesité de nadie, hoy te necesito a ti, pero tu pareces tan seguro e inquebrantable que más aterrada me siento. Me vuelvo una cosa que me da asco, que la yo de antes miraría con desprecio y vergüenza ajena. No quiero depender de ti, pero tampoco quiero hacerte a un lado porque disfruto los momentos que estoy contigo. Temo, horriblemente, que no te agrade lo que ves ahora de mí. Quiero ser la persona que era antes y no la que deseas que sea. Quiero ser yo y amarme a mi. Quiero poder ser libre para quererte sin que te vuelvas mi mundo entero. Quiero volver a ser esa persona a la que denominaban "arisca", esa que por más que se hiciera mierda de la pena y la desesperación, no pedía ayuda a nadie y lograda, desde el fondo de la pena, volver a salir a flota y solucionar todo para hablar luego de ello como si no fuese nada grave. Con una sonrisa en los labios y la convicción de que nada podría echarme abajo.
Quiero volver a ser mi preocupación principal.
Deseo llorar tanto, tanto que este vacío se vaya por mis ojos y logre volver a mirarte a la cara con una sonrisa atractiva y cautivante. Pero más que para seducirte, para seducirme a mí misma y sentirme bien con mi todo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario